viernes, mayo 19, 2006

Discurso de Baden-Powell en Santiago, 1909 (2a parte)

¿Qué es el scout? En la guerra, es el soldado que va adelante del ejército, expuesto a gravísimos y continuos peligros para descubrir al enemigo. En la paz, los scouts, son los que hacen exploraciones en partes no civilizadas del globo, los que abren nuevos horizontes a la actividad de su raza y de su Patria, los que recorren los rincones remotos del mundo, sacrificando su reposo y hasta su vida por la gloria y la grandeza de su país, para ensanchar sus dominios. Estos exploradores y avanzada de los días de paz tienen que ser hombres escogidos, que saben cuidarse por sí mismos, que sólo en sus propias energías e iniciativas descansan para procurarse el alimento, la ropa, cuanto han menester para sustentarse y defenderse de los peligros.

Cuando un niño lee u oye referir la vida de uno de estos exploradores, la novela de estas existencias llenas de intereses, inmediatamente tiene el impulso de imitarla.

He aquí el cebo que hemos puesto para traer a los niños y hacer de ellos verdaderos hombres: los invitamos a ser scouts, exploradores como esos héroes de romances reales, y los sometemos a prácticas y ejercicios que desarrollan en ellos la confianza en sí mismos y el espíritu de sacrificio.

Pescando así con este gusano, los niños acuden a millares y sin darse cuenta de ello, alegremente como jugando, aprenden a ser hombres. En diez meses de vida, nuestra institución, en Inglaterra, cuenta ya con 50.000 niños.

En Alemania, en Dinamarca y Rusia, se organizan grupos importantes. Estoy seguro que la idea hallará adeptos en Chile y que muy pronto estará la institución produciendo entre ustedes sus frutos.

Quiero decir en muy pocas palabras algo de los que tratamos de enseñar a los muchachos y cómo procedemos.

Ante todo, es preciso, tener muy presente que todo lo enseñamos por medio de juegos y ejercicios, y nada absolutamente por medio de lecciones propiamente tales. La institución puede desarrollarse lo mismo en las ciudades que en el campo, pero, por supuesto, el campo es el verdadero terreno para aplicarla con todo su vigor.

Este país, con sus admirables y majestuosas montañas, sus bosques y praderas, el mar que baña sus costas, presenta un terreno sumamente adecuado.

Enseñamos a los niños a desarrollar sus facultades de observación, tomando nota de todo lo que ven y tratando de darse cuenta de todo, estudiando y aprendiendo a conocer las huellas en un camino, el vuelo de los pájaros, los diversos ruidos a la distancia, el carácter y condiciones de los que transitan por un campo, y, en suma, todo lo que está a su alcance, de suerte que nada escape a su observación. Y estamos ciertos de que esto les será sumamente útil en cualquier función que sean llamados a desempeñar más tarde en la vida.
Les enseñamos a buscar por sí mismos los elementos para su alimentación, a matar los animales que deben comer, a distinguir las plantas, a cocinar, a arreglar sus ropas, a bastarse a sí mismos en cuanto es más indispensable.

Les enseñamos a componer y abrir un camino, a hacer un puente provisorio, a construir cercado, a trabajar en los rudimentos de la carpintería aplicadas a las necesidades más generales, a ser, en suma, hombres útiles en todo momento y en cualquier emergencia.

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